Agencia Nacional de Meteorología

URUGUAY SIN CAPACIDAD DE PREVER DESASTRES

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Los episodios atmosféricos extremos de los últimos meses, sumados a la psicosis generada por la falta de previsión del temporal de agosto del 2005, ha provocado la percepción generalizada de que nuestro país está sufriendo más riesgos a raíz del cambio climático en esos tiempos, en una tendencia en aumento.
Todos los científicos consultados" indican que comienza un "ciclo" en el que estos sucesos serán más frecuentes, el país no parece preparado aún para reaccionar con la eficiencia necesaria a los fenómenos naturales y que la población no está psicológicamente lista para saber cómo responder a estos hechos.
¿Qué han estudiado al respecto los "científicos consultados"? ¿Está el país adentrándose en una zona de riesgo en lo que respecta a fenómenos atmosféricos extremos? En un país en el que todo el mundo está obsesionado por hablar del tiempo, desde el taxista hasta el ocasional compañero de viaje del ascensor (y en el que todos se quejan, haga frío, calor, lluvia o sequía), es bueno oír la voz de quienes estudiaron el tema.
Los doctores Mario Caffera y Madeleine Renom han dedicado sus estudios al cambio climático en nuestro país. Caffera es Licenciado en Ciencias Meteorológicas, Doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos y obtuvo en Bélgica una Maestría en Ciencias del Medio Ambiente. Ha publicado varias investigaciones académicas sobre cambio y tendencias climáticas en el país. Madeleine Renom es Doctora en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, Licenciada en Meteorología y se desempeña en el Instituto de Física de la Facultad de Ciencias. Realizó una tesis doctoral sobre eventos extremos de temperatura en el Uruguay.
Los que hablaban del tiempo
"La historia escrita del Uruguay comienza con un temporal de éstos, que fue el que recibió a Juan Díaz de Solís. Se refugiaban del tiempo ya en esas épocas en las islas de La Coronilla", cuenta Caffera, quizá para ilustrar la obsesión con el tiempo que este país tiene desde el comienzo de su historia. El investigador alude a la llegada de Solís a nuestro país en 1516, perdiendo al menos una embarcación a manos de la tormenta. El propio navegante español sería peor recibido aún por los indígenas muy poco después.

Según Caffera, lo que dijo Cánepa "puede tener relación a que si la atmósfera a nivel de la superficie terrestre se está calentando cada vez más, por efecto de aumento de gases de invernadero, entonces los fenómenos de carácter ciclónico, que por lo general 'ventilan' la superficie, conceptualmente es esperable que vayan a ocurrir con mayor frecuencia o con mayor intensidad. No necesariamente sobre Uruguay".
Pese a que todos recuerdan el temporal del 23 de agosto de 2005 como el fenómeno más crítico a nivel del tiempo en nuestro país, Caffera aclara que el 10 de julio de 1923 sufrimos un temporal bastante más intenso que aquél. "Fue el más violento en nuestras costas que registre la historia, aunque es posible que haya habido un par más en el Siglo XIX. Siempre hemos tenido de vez en cuando estos temporales", indica.
Los daños eran menores y tenían menos impacto entonces porque "el mundo construido era menor" y porque "la construcción se hacía con un factor 4 de seguridad". "Para abaratar costos eso se dejó de hacer" explica Caffera. Además," los árboles de la ciudad eran jóvenes (hoy tienen cerca de 90 años en su mayoría) y fueron puestos entre edificios, los metimos en túneles de viento", agrega.
Es decir, hay un aumento de la vulnerabilidad en el país, cree el investigador, lo que en años como éste hace destacar aún más la ocurrencia de tres temporales de primavera seguidos como los que sufrimos.
El doctor Caffera reconoció que el cambio de clima registrado en Uruguay "podría apuntar a una especie de tropicalización, algo que se da paulatinamente", aunque llamó a ser cauteloso con las conclusiones. "Hace 60 años estaba pasando al revés. En Uruguay la variabilidad es la constante", ilustró
Caffera habla de "tropicalización", "en el sentido de que los climas tropicales se caracterizan por los inviernos secos y los veranos de estación de lluvias". Es decir, de acuerdo a los estudios se comprobado que "hay una tendencia a que en invierno, la mayor parte de los meses, llueva menos, mientras que otros meses como octubre, noviembre o febrero, llueve cada vez más, más allá de la oscilación de estos últimos años".
Fenómenos extremos
Esta suerte de tropicalización, en cuanto al clima, ¿implica que estemos pasando por riesgos que antes no teníamos?
Para Madeleine Renom, se está produciendo un cambio en Uruguay a nivel climático, a partir de la observación de ciertas tendencias, pero los últimos temporales no son atribuibles a estas modificaciones. "Cuando se estudia el cambio climático se analizan series de 40 años de datos, y en ese período se estudia si ha aumentado la frecuencia o intensidad y eso puede dar una tendencia, pero uno o dos eventos extremos no constituyen un cambio climático", aclaró Madeleine.
Caffera reconoció que los fenómenos extremos llaman mucho la atención, porque son lo que la gente recuerda y siente más. "El hecho de que hayan ocurrido tres seguidos hace parecer que hay un cambio definitivo sobre los fenómenos extremos, pero no hay cálculos que indiquen eso. Precisamos más de 20 o 30 años para concluir algo así, no hay sustento para afirmarlo ", dijo.
Concluir que Uruguay está entrando en una zona de riesgo, con fenómenos extremos (como los vividos el 19 de setiembre y este 23 de octubre), "es una equivocación muy grande", según Renom. "Habría que ver tendencias a largo plazo y otras variabilidades que puedan existir. Se trata de sudestadas o depresiones que se ubican en nuestra costa, que pueden obedecer a otras anomalías, además de El Niño", dijo, pero "eso puede cambiar en noviembre o diciembre, es una cuestión de variabilidad y no tiene por qué obedecer a un cambio climático".
El estudio de los eventos extremos requiere que la base de datos sea diaria, lo que es un gran problema en Uruguay, según la catedrática. "Faltan diez años de datos en medio de algunas series y no se puede trabajar con ellas", explicó.
Los cambios de temperatura
El cambio más visible, según Renom, se da en la temperatura. "Lo más destacable es que las temperaturas máximas cálidas están bajando en el verano, hay una tendencia en la disminución", al menos en comparativa con lo que sucedía a principios de siglo pasado.
"El verano no es tan cálido porque las máximas no son tan altas, y en lo que respecta al invierno, las mínimas tampoco son tan bajas", aclaró. Esto se da en tendencias de 1950 al 2005, según explicó la doctora.
El cambio climático "existe y hay que seguir estudiándolo", pero Renom considera que no se tiene en cuenta a veces la "variabilidad" de nuestra región, que es lo que provoca primaveras lluviosas como la que estamos viviendo, a diferencia de la estación más seca del año pasado.
"Se ha detectado una evolución del cambio en nuestro país", concuerda Caffera, quien asegura que hay menos días con heladas, más allá de las excepciones.
"El clima se ha caracterizado en Uruguay por su variabilidad. Ningún año es igual al otro", coincidió.
"Las temperaturas mínimas han subido, lo que posiblemente esté relacionado con el cambio climático global del planeta, pero no ha pasado tan así con las temperaturas máximas, lo que se debe a factores más locales", consideró Caffera.
Las lluvias
Para el doctor Mario Caffera, sí hubo un aumento en las precipitaciones en nuestro país en los últimos tiempos, incremento que se dio principalmente en los años '80. Después del 2003 entró en una serie de oscilaciones, por lo que "no podemos asegurar que haya un cambio climático en este último período", de acuerdo a las investigaciones.
A partir del 2003 la variabilidad típica de la región fue la norma. "A tal punto que tuvimos un año 2007 muy pero muy frío, como los de antes, según la gente, o inundaciones muy importantes después del 2003 y períodos de sequía", explica Caffera.
El mito del fin de las estaciones
Otra de las percepciones generalizadas en nuestra población es que están desapareciendo las cuatro estaciones fuertemente marcadas. Es decir, que el invierno y el verano se están alargando y que estamos pasando en forma casi directa de una estación a otra, con una aparición fugaz de lo que conocemos como tiempo otoñal y primaveral.
"Hay cambios en las temperaturas extremas, pero no se puede asegurar algo así", aclaró Renom. Es decir, han aumentado más las mínimas en otoño, lo que puede conducir a esa percepción, aclaró. "La memoria del ser humano es muy corta. Los inviernos a principios del Siglo XX sí fueron distintos, mucho más fríos, con eventos de aguanieve muy seguidos en Montevideo, algo que no se da con frecuencia ahora", dijo Renom, pero son cambios que se dan en un lapso de cien años.
Para Caffera "lo que sí cambió en general es que los otoños han sido más largos, por lo que el invierno aparece más tarde, aunque con excepciones". La tendencia es que en el inverno cada vez llueve menos.
Además, el investigador consideró que a esta percepción pueden haber contribuido los veranillos o las entradas de aire polar, con los que últimamente han estado mechadas, aunque eso no es infrecuente en lo registros del país
"Antes, cuando no estaba en el tapete el cambio climático, se hablaba de tiempo loco", comentó Caffera, para quien no se puede decir que el país esté pasando a dos estaciones polarizadas.
En su tesis doctoral, Renom postula que "para el período 1950-2005, existe una tendencia negativa en la ocurrencia de extremos fríos así como en los días cálidos".
"Al realizar el mismo análisis a escala estacional se puede concluir que los veranos presentan una disminución en la ocurrencia de días cálidos así como de noches frías, mientras que en invierno la disminución se presenta como significativa en los extremos fríos. Otoño es la estación del año que presenta cambios significativos en casi todas las estaciones en todos los índices de extremos, siendo lo más destacable el calentamiento nocturno. La primavera presenta un comportamiento más dispar en las tendencias", resume.
El dolor de ya no ser
Los investigadores coinciden en que son necesarios más estudios para poder analizar los riesgos venideros para Uruguay en materia del tiempo, algo descuidado tanto en ésta como en las pasadas administraciones.
"Este es el único país que no ha puesto recursos en estos estudios", señaló Caffera. "Hace 15 años nuestros servicios de Meteorología eran comparativamente bastante mejores que los de Brasil, y hoy pasa exactamente lo contrario", consideró, en un período de desidia que viene de los años '80. Este punto que menciona Caffera quizá explique parcialmente que los medios de nuestro país den más legitimación a los reportes de Metsul, la estación de Río Grande Do Sul, que a los de la propia Dirección Nacional de Meteorología. El investigador agrega que "en el caso de fenómenos peligrosos, es a los Servicios Nacionales y no a privados con contratos municipales como Metsul a los que se debe apuntar. La mediocracia mediática está resultando nefasta para la salvaguarda de la población en este tema".
"Se invierte muy poco en tiempo y clima en Uruguay, no sólo a los despreciados servicios meteorológicos, en lo que respecta a los recursos, sino también a biodiversidad o hidrografía", remarcó el catedrático.
En el anterior gobierno, la Presidencia emitió una declaración destacando la importancia del cambio climático, con apoyo formal de todos los partidos políticos. "Seguimos esperando, pero si se quiere somos todos culpables", reflexionó Caffera.



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